Escrito por Andrew Korybko
Implica que aquellos que siguen las enseñanzas de Jesús, quien creen que es el Hijo de Dios, no son tan favorecidos por Dios como aquellos que rechazan estas mismas enseñanzas y permanecen comprometidos con lo que los cristianos consideran el Antiguo Pacto del Antiguo Testamento. En pocas palabras, es una renuncia tácita al principio fundamental de su religión de que Jesús es el Hijo de Dios cuyas enseñanzas son divinas.
El presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, afirmó durante un discurso el lunes que “tenemos que asegurarnos de que el mundo entero entienda que Israel no está solo y que Dios va a bendecir a la nación que bendice a Israel. Entendemos que ese es nuestro papel. También es nuestra admonición bíblica. Esto es algo que es un artículo de fe para nosotros”. Para alguien que profesa orgullosamente ser cristiano, debería haber sabido lo sacrílego que es para alguien de su fe reclamar una obligación religiosa de apoyar a Israel.
Johnson se refería a Génesis 12:3 donde el Señor le dijo a Abraham: “Bendeciré a los que te bendigan, y maldeciré a los que te maldigan; y todos los pueblos de la tierra serán bendecidos por medio de ti”. Este pasaje, entre otras piezas de evidencia de su Libro Sagrado, ha sido interpretado por los judíos como una prueba de que son “el pueblo elegido de Dios”, que es su derecho a creer. El problema es que los cristianos creen que el Nuevo Pacto que fue traído por las enseñanzas de Jesús hizo a todos iguales a los ojos de Dios.
Todo lo que uno tiene que hacer para ser salvo es creer y practicar lo que Su Hijo le enseñó, y ya no es el caso de que la conexión de sangre de alguien con una de las Doce Tribus de Israel y la adhesión a las tradiciones judías del Antiguo Testamento sea un requisito previo, al menos de acuerdo con la teología cristiana. Independientemente de lo que uno pueda pensar sobre esto, los cristianos tienen derecho a creerlo, al igual que los judíos tienen derecho a creer que son “el pueblo elegido de Dios”.
Para ser claros, los cristianos no creen que la revelación del Nuevo Testamento signifique que no vale la pena leer el Antiguo Testamento. Más bien, la primera se considera una actualización de la segunda, y se considera importante para comprender la historia cristiana, ya que esta religión evolucionó a partir del judaísmo. Sin embargo, algunas de las enseñanzas del Nuevo Testamento reemplazaron a algunas de las del Antiguo Testamento, lo cual es una cuestión de fe para los cristianos y la razón por la que los judíos no creen en esa religión.
Entre los principales ejemplos está el Nuevo Pacto que reemplaza al Antiguo Pacto, o en otras palabras, la construcción sobre la base religiosa creada por el judaísmo para ampliar la comunidad de creyentes al hacerla de manera que cualquiera pueda ser salvado teóricamente en lugar de solo unos pocos elegidos del “Pueblo Elegido de Dios”. Sin embargo, algunas sectas cristianas inexplicablemente no creen esto a pesar de ser un principio fundamental de su fe, y continúan insistiendo en que los judíos permanecen por encima de los cristianos en una jerarquía religiosa.
Lo que es tan sacrílego acerca de esta noción es que implica que aquellos que siguen las enseñanzas de Jesús, quien creen que es el Hijo de Dios, no son tan favorecidos por Dios como aquellos que rechazan estas mismas enseñanzas y permanecen comprometidos con lo que los cristianos consideran como el Antiguo Pacto del Antiguo Testamento. En pocas palabras, es una renuncia tácita al principio fundamental de su religión de que Jesús es el Hijo de Dios cuyas enseñanzas son divinas, sin embargo, las sectas que sostienen esta creencia obviamente no lo ven de esa manera.
Por razones que solo ellos pueden explicar si se les pide cortésmente, creen simultáneamente que las enseñanzas de Jesús son realmente divinas y, por lo tanto, la anunciación autorizada de la Voluntad de Dios, pero también creen que los judíos siguen siendo “el pueblo elegido de Dios” por encima de ellos en una jerarquía religiosa. Al sostener la segunda creencia mencionada y subordinarse voluntariamente a un estatus de segunda clase a los ojos de Dios, están contradiciendo la creencia mencionada en primer lugar que representa el principio fundamental de su religión.
Todo el mundo tiene derecho a creer lo que quiera, pero la gente de otras religiones como el influyente judío Avi Yemini de Rebel News no debería tratar de manipular los puntos de vista de los cristianos confiando en Génesis 12:3 para culparlos y que apoyen a Israel con la insinuación de que no hacerlo llevará a Dios a maldecirlos. Hacerlo es inmoral e incluso podría avivar el antisemitismo como en el caso antes mencionado, ya que se está haciendo con fines políticos que equivalen a engañar a los cristianos para que renuncien tácitamente a su fe.
El Estado de Israel, que se describe a sí mismo como un “Estado judío”, es una creación geopolítica moderna cuya legitimidad se debe en gran medida a que la URSS convenció a la Comisión de Membresía del Consejo de Seguridad de que este país cumplía con los criterios para ser miembro a pesar de que el informe inicial de ese organismo no era concluyente. La mayoría de la gente, incluso los propios israelíes, no son conscientes de esto, pero el Representante Permanente de Rusia ante la ONU se lo recordó a todo el mundo durante la reunión del Consejo de Seguridad de la semana pasada aquí.
Aunque los judíos piensen de manera diferente, como es su derecho, ninguna otra religión tiene la obligación de considerar al Estado de Israel moderno como creación de Dios, especialmente los cristianos. Pueden apoyar a Israel por cualesquiera que sean sus razones personales, una vez más por su derecho, pero nada de su fe les obliga a hacerlo a pesar de lo que Johnson afirmó durante el discurso del lunes. Aquellos que afirman lo contrario están mal informados, representan sectas cristianas o están tratando de manipular a los cristianos.
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