Escrito por Andrew Korybko
El Wall Street Journal citó el miércoles a un funcionario estadounidense no identificado para informar que “Macron les dijo a los aliados que no habría necesidad de involucrar a la OTAN o a Estados Unidos si Rusia apuntaba a las tropas francesas” que podrían desplegarse convencionalmente en Ucrania en el futuro próximo, según su infame propuesta de finales de febrero. Si bien es cierto que podría haber dicho eso, no se puede dar por sentado que el bloque o su líder estadounidense se harían a un lado y dejarían que Rusia pulverizara las fuerzas de su socio en esa antigua república soviética.
Les parecería muy mal que uno de los miembros más grandes de la OTAN fuera derrotado por su adversario tradicional en suelo de una nación vecina. A pesar de que un funcionario francés afirmó que Macron solo tenía en mente misiones de entrenamiento, operación de sistemas defensivos y guerra cibernética cuando presentó su propuesta, Rusia ya prometió atacar a cualquiera de sus tropas allí. El precedente establecido por Rusia de matar a decenas de mercenarios franceses en un ataque con misiles a finales de enero sugiere que tampoco está fanfarroneando.
Este análisis argumenta que el objetivo militar-estratégico de Francia en el escenario de una intervención convencional sería tomar el control de la costa del Mar Negro hasta el Dniéper, lo que podría conducir a la creación de un frente franco-ruso a lo largo de ese río que atraviesa la dividida región de Jersón. A pesar de que, según los informes, Macron afirmó que no solicitaría ayuda aliada si sus tropas son atacadas por Rusia, es muy poco probable que se niegue a hacerlo si le impiden lograr este objetivo.
El presidente del Consejo de Seguridad de Rusia, Nikolai Patrushev, dijo recientemente en una entrevista que “Estados Unidos y la OTAN alimentan planes para mantener a Ucrania o al menos parte de ella como territorio antirruso totalmente controlado por ellos [y] centrado en servir a los intereses del bloque del Atlántico Norte”. En el caso de que Rusia rompa las líneas del frente y fuerce la desmilitarización de la orilla izquierda (este) de Ucrania controlada por Kiev, entonces la OTAN en su conjunto probablemente apoyaría plenamente esta misión francesa.
Habría demasiada presión sobre el bloque por parte de sus élites políticas antirrusas para que no hiciera nada para detener la posibilidad de que su adversario tradicional cruzara el Dniéper y cortara el acceso de Ucrania al mar haciendo un gran movimiento militar en Odesa. Las fuerzas francesas en Rumanía podrían tratar de evitar que eso ocurra antes de que ocurra el avance mencionado anteriormente o inmediatamente después. Sin embargo, si los ataques con misiles rusos obstruyen su progreso, es probable que la OTAN haga ruido de sables en solidaridad.
Incluso si Macron tiene demasiado orgullo para pedir ayuda, el bloque en su conjunto aún podría unirse detrás de Francia de todos modos, o una “coalición de los dispuestos” podría reunirse en apoyo de París. El hecho es que su supuesta afirmación de que el escenario de enfrentamientos franco-rusos en Ucrania no correría el riesgo de una Tercera Guerra Mundial no debe tomarse en serio, ya que la dinámica estratégico-militar podría volverse incontrolable si sus fuerzas se pulverizan y el bloque intenta “salvar las apariencias” escalando en respuesta.
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