
EE.UU. siempre quiso “balcanizar” a Rusia, por lo que trató de colocar a esa gran potencia en una posición de chantaje nuclear y de otras formas a través de Ucrania, con lo que podría obligarla a hacer concesiones unilaterales interminables. La élite liberal-globalista estadounidense no va a renunciar a esta cruzada geoestratégica destinada a restaurar plenamente su hegemonía unipolar, lo que incluye aumentar posteriormente sus esfuerzos para “contener” a China reproduciendo el escenario de “balcanización” que ya habrían logrado en Rusia.
El ex presidente ruso y vicepresidente en ejercicio del Consejo de Seguridad, Dmitri Medvédev, remezcló el miércoles las palabras del presidente estadounidense Biden sobre la operación especial de su país en un post de Telegram que invita a la reflexión. A continuación se reproduce el fragmento correspondiente, que será analizado a continuación:
“Parafraseando una conocida expresión, Biden dijo en Varsovia: ‘Si Rusia detiene su invasión, será el fin. Si los ucranianos dejan de defenderse, será el fin de Ucrania’. Esto es pura mentira. La verdad es todo lo contrario. Si Rusia detiene su operación militar especial sin lograr la victoria, dejará de existir, se hará pedazos. Si Estados Unidos detiene el suministro de armas al régimen de Kiev, la guerra terminará”.
Para comprender la verdad que se esconde tras las palabras de Medvédev, es importante reflexionar sobre lo que dijo ayer el presidente Vladímir Putin durante su discurso anual sobre cómo Rusia recurrió a la fuerza para poner fin a la guerra que inició Occidente, que se resumió y explicó aquí.
En resumen, Rusia se vio obligada por las apremiantes circunstancias en las que el Billón de Oro de Occidente liderado por Estados Unidos la colocó a recurrir a medios militares para defender la integridad de sus líneas rojas de seguridad nacional en Ucrania después de que la OTAN las cruzara clandestinamente allí. Por lo tanto, su operación especial está en consonancia con el derecho de legítima defensa consagrado por la ONU y también cumple con la obligación moral de ese país de haberse adelantado a la inminente limpieza étnica y al genocidio que Kiev estaba preparando para Donbass con el apoyo de la OTAN.
Así las cosas, las afirmaciones de sus rivales de la Nueva Guerra Fría acerca de que Rusia se vio empujada a intervenir por un supuesto deseo de pura “sed de sangre” no son más que falsas narrativas de guerra informativa. Por lo tanto, no sería “el fin de Ucrania” si dejara de luchar como proxy de la OTAN, sino el comienzo de un proceso ciertamente largo destinado a revisar la arquitectura de seguridad europea para que, en última instancia, se convierta en indivisible como siempre se supuso que debía ser según los compromisos previos de cada una de las partes.
Teniendo esto en cuenta, tiene sentido la segunda parte de su versión remezclada de la frase manipuladora de Biden sobre el final de esta guerra proxy cuando Estados Unidos detenga finalmente el suministro de armas a Kiev. Esto nos deja escudriñar la primera parte sobre cómo Rusia “dejará de existir” y “se hará pedazos” si “detiene su operación militar especial sin lograr la victoria”. En relación con esto, es importante que el lector conozca la conferencia de la Comisión de Helsinki dirigida por el Gobierno estadounidense el pasado verano.
Titulado “Descolonizar Rusia: Un imperativo moral y estratégico”, pretendía impulsar la “balcanización“ de esa civilización-estado históricamente cosmopolita en el escenario extremadamente improbable de que los Billón de Oro lograsen la derrota estratégica total de Rusia. A pesar de no ser más que una fantasía política, no dejó de ser una poderosa declaración de intenciones estratégicas por parte de los representantes oficiales del Gobierno estadounidense, lo que dio total credibilidad a la funesta advertencia de Medvédev.
Los escépticos que todavía dudan de la veracidad de esa intención a pesar de que se confirmó abiertamente durante esa conferencia no necesitan mirar más allá de algunas de las narrativas de guerra de información más populares propagadas a través de las redes sociales por la red fascista de trolls respaldada por el SBU conocida como “NAFO“. Estas personas fantasean obsesivamente con tales escenarios de “balcanización” y comparten regularmente mapas imaginando cómo sería una supuesta “Rusia descolonizada”, lo que demuestra lo popular que es esta posibilidad en Occidente.
Volviendo a la idea que se compartió en el análisis hipervinculado cerca de la introducción sobre la parte relevante del discurso anual del Presidente Putin, detener la operación especial sin lograr la victoria tendría como resultado que Rusia quedaría “hecha pedazos” exactamente como predijo Medvedev. Sus líneas rojas de seguridad nacional se cruzarían irreversiblemente, catalizando así una reacción en cadena de escenarios que aumentan drásticamente las posibilidades de que se produzca el peor de los casos.
Precisamente por esta razón, EE.UU. sigue armando a Kiev a pesar de que sus propios arsenales y los de sus vasallos de la OTAN ya se están agotando peligrosamente, lo que imprudentemente los arriesga a ser incapaces de satisfacer sus necesidades mínimas de seguridad nacional en diversas contingencias. Washington siempre quiso “balcanizar” a Rusia, ergo por eso trató de colocar a esa Gran Potencia objetivo en una posición de chantaje nuclear y otras formas de chantaje a través de Ucrania, por lo que entonces podría coaccionar concesiones unilaterales interminables de ella.
La élite liberal-globalista estadounidense no va a renunciar a esta cruzada geoestratégica encaminada a restaurar plenamente su hegemonía unipolar, lo que incluye aumentar posteriormente sus esfuerzos para “contener” a China reproduciendo el escenario de “balcanización” que ya habrían logrado en Rusia. Del mismo modo, Rusia nunca se someterá voluntariamente a la “balcanización” y dejará que los Billón Dorado la conviertan en una colección de estados vasallos, razón por la cual es probable que su guerra proxy en Ucrania continúe.