Escrito por Andrew Korybko via OneWorld

Algunos de los miembros de la UE de la OTAN presionarán en favor de los intereses de su patrón del “estado profundo” antirruso, pero todo se reducirá a lo que la Administración Biden decida hacer con respecto a la propuesta de “ecuación de seguridad” del Kremlin, porque los aliados de Estados Unidos se verán obligados a seguir su ejemplo, ya que Rusia tenía razón al describirlos como nada más que marionetas de la OTAN dirigidas por Estados Unidos a fin de cuentas.
El viceministro ruso de Asuntos Exteriores, Alexander Grushko, declaró el domingo que “la Unión Europea está bajo el control total de la OTAN en el ámbito de la seguridad militar. Eso es todo. Y a día de hoy, sus ambiciones de desempeñar un papel político militar independiente, de ser menos dependiente de Estados Unidos no encuentran aplicación práctica”. Esta es la verdad y es muy pertinente recordarla a todo el mundo después de que el Kremlin publicara a finales de la semana pasada detalles sobre su propuesta de “ecuación de seguridad” a Estados Unidos.
En pocas palabras, Rusia sugiere que Estados Unidos y la OTAN le den garantías jurídicamente vinculantes de que el bloque no se expandirá más hacia el este, no estacionará tropas en países que no formaban parte de su alianza antes de 1997 y se abstendrá de desplegar misiles terrestres de alcance intermedio y corto en las proximidades de los demás, incluida Ucrania. Se trata de propuestas pragmáticas que podrían poner fin a la crisis de los misiles no declarada y provocada por Estados Unidos en Europa y estabilizar de forma sostenible la mitad occidental de Eurasia.
El problema, sin embargo, es que la facción subversiva antirrusa de las burocracias militares, de inteligencia y diplomáticas permanentes de Estados Unidos (“estado profundo“) está tratando activamente de sabotear lo que esencialmente equivale a cerrar un “pacto de no agresión” entre su país y Rusia. Lo hacen aprovechando su amplia red de influencia en los Estados Bálticos, Polonia y Ucrania para provocar otra crisis Este-Oeste entre ambos que ponga fin inmediatamente a sus conversaciones.
Sin embargo, precisamente porque los países de la UE son títeres de la OTAN y ese bloque está indiscutiblemente dirigido por Estados Unidos, la Administración Biden podría superar estos retos si sigue adelante con sus planes pragmáticos para desescalar las tensiones con Rusia. Sin embargo, su motivación no es desinteresada, ya que la facción predominante del “Estado profundo” antichino de Estados Unidos espera que tal resultado le permita redesplegar algunas de sus fuerzas con base en Europa hacia Asia-Pacífico para seguir “conteniendo” a China.
Por lo tanto, Estados Unidos se encuentra en una gran encrucijada estratégica. Sus actuales dirigentes pueden someterse al complot de la facción subversiva antirrusa del “Estado profundo” para mantener tensiones sin precedentes con Rusia y ser así incapaces de “contener” simultáneamente a ésta y a China de manera eficaz, o bien la Administración Biden puede desescalar pragmáticamente las tensiones con Rusia aceptando la propuesta de “ecuación de seguridad” de Moscú para poder “contener” más eficazmente a China después.
Su elección final depende del resultado de su lucha intraestatal entre la facción antichina predominante y sus competidores antirrusos. En cualquier caso, Estados Unidos va a demostrar que no es fiable para uno u otro grupo de socios. A algunos de sus socios centroeuropeos no les gustará que alcance un “pacto de no agresión” con Rusia, mientras que algunos de sus socios asiáticos pensarán que Estados Unidos no está haciendo lo suficiente para ayudarles a “contener” a China si no redespliega algunas de sus fuerzas en Asia-Pacífico.
Este gran dilema estratégico es enteramente obra de Estados Unidos, ya que pensó arrogantemente que podía contener simultáneamente a Rusia y a China, aunque es imposible que Estados Unidos lo haga de manera efectiva. Debe mantener este rumbo contraproducente (desde la perspectiva de la visión hegemónica unipolar de sus dirigentes) o recalibrarlo de manera que la desescalada pragmática de las tensiones con Rusia en Europa le permita “contener” más eficazmente a China en Asia-Pacífico.
Lo mejor sería que Estados Unidos no tratara de contener a ninguna de las dos grandes potencias euroasiáticas, pero como esa política no es realista, tendrá que elegir una de las dos opciones propuestas. Algunos de los miembros de la UE de la OTAN presionarán en favor de los intereses de su patrón del “estado profundo” antirruso, pero todo se reducirá a lo que decida la Administración Biden, porque los aliados de Estados Unidos se verán obligados a seguir su ejemplo, ya que Rusia tenía razón al describirlos como nada más que marionetas de la OTAN dirigidas por Estados Unidos a fin de cuentas.