Escrito por Andrew Korybko via OneWorld

El modus operandi de la Guerra Híbrida que está empleando Estados Unidos es provocar una crisis económica para encubrir la campaña de cambio de régimen planificada de antemano que está lanzando contra los gobiernos no alineados a través de todo el Sur Global como castigo por sus políticas exteriores independientes.
El “Estado Pivote Global” de Pakistán acaba de frustrar por poco la campaña de cambio de régimen de Estados Unidos contra el primer ministro Imran Khan, lanzada contra él como castigo por su política exterior independiente, pero la cercana Sri Lanka se ha convertido desde entonces en la última víctima de la guerra híbrida regional de Estados Unidos. Esta nación insular está sumida en una gran crisis que se desencadenó oficialmente por la reciente exacerbación de sus problemas económicos, pero que podría decirse que realmente comprende el último frente de la “Primavera del Sur de Asia”.
El subsecretario de Estado de Estados Unidos para Asuntos del Sur y Asia Central, que acaba de ser desenmascarado por el primer ministro Khan como el funcionario estadounidense que le transmitió la amenaza de cambio de régimen de su país el mes pasado, aparece en un vídeo declarando que llamó al embajador de Sri Lanka a primera hora de la mañana tras la negativa de Colombo a votar contra Rusia en las Naciones Unidas. La neutralidad por principios de la nación insular respecto a la operación militar especial que está llevando a cabo Moscú en Ucrania evidentemente irritó a Washington.
El Dr. Darini Rajasingham-Senanayake, antropólogo médico y sociocultural afincado en Colombo, publicó el lunes un artículo informativo titulado “La primavera árabe del sur de Asia: Protestas en medio de una guerra económica híbrida en Pakistán y Sri Lanka“. Sostiene de forma convincente que la última crisis de su país ha sido diseñada por Estados Unidos exactamente igual que la de Pakistán, con el fin de castigar a los países que han permanecido no alineados en la Nueva Guerra Fría.
Su evaluación estratégica es sensata porque, en efecto, a Estados Unidos le interesa convertir en ejemplos a los Estados del Sur Global que desafían el intento de Estados Unidos de reafirmar su decreciente hegemonía unipolar. La guerra económica y financiera se libra con el fin de crear las condiciones “públicamente plausibles” para justificar la oposición política a los gobiernos multipolares en funciones. No es una coincidencia que los miembros de la coalición gobernante en Sri Lanka estén desertando ahora exactamente como lo hicieron recientemente los de la pakistaní.
El modus operandi que está empleando Estados Unidos es provocar una crisis económica para encubrir la campaña de cambio de régimen planificada de antemano que está lanzando contra los gobiernos no alineados de todo el Sur Global como castigo por sus políticas exteriores independientes. El sur de Asia es inmensamente estratégico para los intereses de Estados Unidos, ya que se encuentra en el centro del hemisferio oriental, dentro del cual los procesos multipolares están convergiendo rápidamente. La desestabilización de Pakistán y Sri Lanka también pretende desestabilizar a la India.
Esto se debe a que esta Gran Potencia es el país no alineado más influyente del mundo, aparte de China. La instalación de gobiernos pro-estadounidenses en Pakistán y Sri Lanka podría llevarlos a albergar bases estadounidenses. En el primer escenario, esto podría envalentonar a los llamados “halcones antiindios” dentro del “establishment” de ese país para violar el alto el fuego de un año que sorprendentemente se ha mantenido hasta ahora, mientras que en el segundo, las potenciales bases navales estadounidenses podrían ejercer presión sobre las Líneas Marítimas de Comunicación (SLOC) de India.
India sigue comprometida con la razón de ser oficialmente amistosa de la Cuadrilateral, que consiste en cooperar ampliamente con sus socios estadounidenses, australianos y japoneses en la búsqueda de intereses compartidos que no avancen a expensas de terceros, pero es reacia a unirse a sus objetivos militares extraoficiales de “contener” a la vecina China. Esto se ha puesto especialmente de manifiesto tras la reafirmación de la autonomía estratégica de la India después de que las relaciones con Estados Unidos se complicaran a partir del verano de 2020.
El papel de ese Estado del sur de Asia de funcionar como válvula de escape de la presión del Occidental liderada por EEUU sobre Rusia y, por tanto, manteniendo del equilibrio de influencia euroasiático entre ambos y China, que en conjunto conforman el núcleo Rusia-India-China (RIC) del emergente Orden Mundial Multipolar, es imperdonable desde la perspectiva de los intereses hegemónicos unipolares de Estados Unidos. Por lo tanto, se puede concluir que las campañas de cambio de régimen contra Pakistán y Sri Lanka también tienen como objetivo desestabilizar la periferia de India por proxy.
Cada una de estas crisis de cambio de régimen se desarrolla según el mismo modelo y en pos del mismo objetivo geoestratégico. Representan una guerra híbrida coordinada de Estados Unidos contra el sur de Asia, lo que a su vez sugiere que India podría ser el objetivo final. Sea como fuere, el BJP sigue siendo realmente popular, como demuestran los resultados de las últimas elecciones a la asamblea en cinco estados, especialmente su estado más poblado, Uttar Pradesh.
Estados Unidos ya ha conseguido en gran medida dividir el sur de Asia enfrentando a sus países entre sí durante la última década a través de varios planes de guerra híbrida, pero aún no ha conseguido gobernarlos. La solución inevitable para restablecer la estabilidad regional es que estos Estados, algunos de los cuales, como India y Pakistán, son acérrimos rivales, trabajen sinceramente para restablecer la Asociación para la Cooperación Regional de Asia Meridional (SAARC), que solía servir como plataforma de integración de esta parte de Eurasia.
Los problemas regionales requieren soluciones regionales en el emergente Orden Mundial Multipolar, sin las cuales las potencias extrarregionales interesadas, como Estados Unidos, explotarán las disputas preexistentes para dividir y gobernar esas mismas regiones. Aunque será políticamente difícil revivir la SAARC, el socio ruso de confianza de la región podría apoyar estos esfuerzos mediando entre las distintas partes a petición de éstas. Es necesario que este bloque vuelva a funcionar lo antes posible para estabilizar la región.
Cuanto más tiempo permanezca disfuncional la SAARC, más probable será que Estados Unidos se cargue a cada uno de sus miembros uno a uno, o al menos continúe tratando de hacerlo a través del modus operandi de la Guerra Híbrida que se describió en este análisis para avanzar en su escenario de cambio de régimen regional de la “Primavera del Sur de Asia”. La inestabilidad política del tipo que acaba de provocar Estados Unidos en Pakistán y Sri Lanka perjudica los intereses de todos, por lo que todos deberían trabajar para reactivar la SAARC con el fin de ayudarse mutuamente.