Escrito por Andrew Korybko via OneWorld

Lo que esta Guerra Híbrida en las Islas Salomón ha demostrado hasta ahora es que las pequeñas naciones que cambian su reconocimiento de Taipei a Beijing serán castigadas mediante la exacerbación externa de sus tensiones identitarias preexistentes con fines de cambio de régimen.
Las Islas Salomón se vieron recientemente desestabilizadas por disturbios a gran escala que llevaron al gobierno a solicitar una intervención militar a sus históricos aliados australianos y a la cercana Fiyi. Los disturbios fueron impulsados por los habitantes de la isla más poblada del país, Malaita, que viajaron a la capital en Guadalcanal para protestar contra el reconocimiento por parte del gobierno de Beijing como gobierno legítimo de China a finales de 2019. Esa medida llevó a la provincia a coquetear con las aspiraciones separatistas un año después, que también se promovieron durante los disturbios de la semana pasada.
El autor se preguntaba entonces: “¿Está tramando la Cuadrilateral provocar una guerra proxy con China en las Islas Salomón? “La base de esta predicción era que Malaita es abiertamente leal a Taipei, mientras que Honiara, la capital de las Islas Salomón, apoya actualmente a Beijing. La cuestión del estatus de Taiwán es extremadamente simbólica y altamente estratégica tanto para China como para sus rivales de la Cuadrilateral. Por ello, el autor predijo que las tensiones acabarían por desestabilizar a este nuevo gobierno favorable a China.
El primer ministro Sogavare afirmó que los recientes disturbios fueron incitados desde el extranjero y tenían como objetivo llevar a cabo un cambio de régimen contra él, mientras que el ministro de Asuntos Exteriores chino expresó su confianza en que no perturbarán los lazos bilaterales. Estas declaraciones oficiales dan crédito a la predicción del autor del año pasado sobre un complot en ciernes para castigar a las Islas Salomón por reconocer a Beijing, de una manera que se apoya en el factor Malaita para disfrazar la verdadera motivación detrás de los esperados actos de agresión no convencionales. Por lo tanto, se puede concluir que los últimos acontecimientos encajan perfectamente en el modelo previsto.
La intervención militar solicitada por Australia añadió un curioso giro a esta Guerra Híbrida, ya que ese país está ferozmente en contra de China en la actualidad y, sin embargo, acaba de enviar tropas para apuntalar a este gobierno cercano, amigo de China, a pesar de las críticas que esto provocó por parte del líder de Malaita. Canberra ayudó a Honiara para avanzar en varios objetivos: adelantarse a una posible intervención china en apoyo de ese país; flexibilizar su liderazgo regional; y posiblemente sentar las bases para una misión de “mantenimiento de la paz” liderada por la Quad en el futuro, una que podría conducir en última instancia a un referéndum de independencia para Malaita.
Evidentemente, Australia no se siente cómoda “renunciando” a su influencia histórica en las Islas Salomón, sobre todo después de que su gobierno le pidiera literalmente que volviera a intervenir militarmente allí. Esto demuestra que Canberra planea competir con Pekín por la influencia, lo que podría empezar a hacer de formas cada vez más creativas. Sigue sin estar claro si tuvo un papel en la provocación de los últimos disturbios, pero es probable que se pueda excluir esa hipótesis, ya que las Islas Salomón no le habrían pedido de forma realista que enviara tropas para sofocar los disturbios si tuviera alguna sospecha creíble de que lo hizo.
Sin embargo, eso no significa que se pueda descartar la posible implicación de los otros países de la Cuarta Conferencia. Estados Unidos podría haber colaborado con los servicios de inteligencia taiwaneses para diseñar el escenario de cambio de régimen de la semana pasada.
La intervención solicitada por Australia podría llevar a la Quad a jugar al “policia bueno, policia malo”, en el que Canberra cumple el primer papel y Washington el segundo. Ello daría a la alianza la máxima flexibilidad estratégica en la configuración de los acontecimientos. Incluso podría esperarse que Australia ofreciera pronto ayuda para la reconstrucción de las Islas Salomón, que se sumaría a la ayuda que ya presta Estados Unidos a Malaita.
Lo que esta Guerra Híbrida en las Islas Salomón ha demostrado hasta ahora es que las pequeñas naciones que cambian su reconocimiento de Taipei a Beijing serán castigadas mediante la exacerbación externa de sus tensiones identitarias preexistentes con fines de cambio de régimen.
Incluso si estas provocaciones cinéticas no consiguen derrocar a esos nuevos gobiernos favorables a China, seguirán sirviendo como pretextos políticamente convenientes para que Estados Unidos y sus aliados ejerzan su influencia sobre ellos, aunque sea inicialmente en forma de apoyo para sofocar los mismos disturbios que la Cuadrilateral fue responsable de provocar. Todo esto podría complicar la diplomacia china.